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Síntomas de dolor en perros

Los perros no pueden hablar con palabras pero tienen muchas formas de decirnos cómo se sienten. Cuando se encuentran mal o sienten dolor, no siempre es fácil interpretar las señales que nos envían, y por ello es importante aprender a identificar los síntomas de dolor.

Los perros no pueden hablar con palabras pero tienen muchas formas de decirnos cómo se sienten. Cuando se encuentran mal o sienten dolor, no siempre es fácil interpretar las señales que nos envían, y por ello es importante aprender a identificar los síntomas de dolor. Algunas lesiones o enfermedades pueden aparecer sin que nos demos cuenta, sólo observando y conociendo bien a nuestro perro podremos notar las señales de que algo no va bien. Debemos aprovechar las visitas al veterinario para comentarle si hemos observado algún cambio o comportamiento extraño, ya que puede ser de gran ayuda para identificar algunas dolencias que pueden pasar desapercibidas en una revisión más superficial.

Cambios de comportamiento en el perro

Una de las formas en que nuestro perro nos avisa de que algo no va bien es por cambios en su comportamiento. Algunos cambios pueden ser muy evidentes y otros relativamente sutiles, es la relación con él la que nos permitirá notar en seguida cuándo algo está diferente.

Los perros con síntomas de dolor o malestar pueden negarse a realizar actividades con las que antes no tenían problemas, pero también pueden aparecer comportamientos que antes no tenían.

Los perros con dolores en articulaciones o en la espalda, muestran problemas para subir al coche o al sofá o se niegan a subir o bajar escaleras, y a veces no quieren salir de paseo.

Las infecciones en la boca les producen molestias para comer, por lo que pueden rechazar el pienso seco y perder peso progresivamente; también puede que chillen cuando muerden sus juguetes.

Cuando hay molestias en la parte trasera del cuerpo, como cólicos o dolor el las caderas, en ocasiones lanzan mordiscos al aire hacia esa zona del cuerpo.

En muchos casos aparecen comportamientos como gruñir o incluso morder si tocamos una zona sensible, lo que provoca preocupación y desconfianza si no somos conscientes de qué lo ha provocado.

Los perros que han sido sociables con otros perros, pueden de repente volverse intolerantes especialmente hacia cachorros o perros muy activos, pero este comportamiento puede generalizarse si el dolor no se trata. El perro con dolor suele evitar el contacto con otros y si no lo consigue mostrar comportamientos agresivos.

Los problemas en el cuello pueden provocar cosquilleo en las patas delanteras y un mordisqueo compulsivo de esa zona.

Los animales con dolor crónico suelen volverse irritables y dormir mal.

El dolor no de cualquier tipo genera estrés, por lo que se suelen empeorar otros problemas preexistentes.

Síntomas de dolor que podemos apreciar

Cambios en el pelo. En las zonas donde hay problemas, por ejemplo las caderas o las articulaciones, pueden mostrar cambios de textura, color y orientación del pelo. Pueden ser debidos a que se rasca o lame esa zona, o a cambios que se producen en el músculo.

Espalda arqueada, patas rectas y cabeza baja. La espalda debe estar recta, una curvatura hacia arriba o hacia abajo puede ser un signo de problemas o lesiones. También los animales que andan con las dos patas del mismo lado, caminan con la cabeza demasiado baja o cuyas patas se observan demasiado rectas pueden indicarnos dolor en diferentes partes.

Rigidez al ponerles el collar o al manipularlos. Si nuestro perro se pone tenso cuando lo cepillamos, lo manipulamos o le ponemos el collar, no siempre indica que existe dolor físico, pero indica un malestar cuya causa es importante identificar.

Los perros lo atacan. El dolor puede provocar una postura rígida y poco natural en nuestro perro que otros pueden interpretar como desafiante, provocando que lo ataquen sin motivo aparente.

Algunos de estos síntomas de dolor se pueden prevenir manteniendo un peso adecuado y una alimentación sana, siempre buscando lo más natural para nuestro perro. Los problemas de articulaciones, por ejemplo, se pueden mejorar notablemente con el uso continuado de condroportectores, especialmente en razas grandes que son más propensas. También es habitual que los problemas digestivos provoquen un malestar continuado, algo que podemos tratar de manera fácil y natural con probióticos específicos.

Por supuesto, si observamos en nuestro perro cualquiera de estas señales de que algo no va bien, debemos consultar a nuestro veterinario de confianza que es el que puede hacer un diagnóstico adecuado.

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