Cómo recibir a un cachorro: los primeros días en casa
La llegada de un cachorro a casa es emocionante y divertida, pero también una enorme responsabilidad. De esos primeros días dependerá el vínculo que creemos con el y la adaptación a su nueva vida.
¿Qué debo hacer los primeros días?
Un cachorro suele llegar a nuestras vidas entre los dos y los tres meses, un momento en el que ya pueden comer solos y comienza su periodo de socialización. Sin embargo aun son casi unos bebés y no son autónomos, por lo que van a necesitar mucha compañía y contacto físico (en un entorno natural aun pasarían muchos meses con su madre). No es recomendable dejarlos aislados para dormir, lo ideal es que puedan estar cerca de las personas el mayor tiempo posible. De esta manera se sentirán seguros y poco a poco se harán más independientes.
Lo más importante es que al llegar encuentre un entorno tranquilo y seguro, donde pueda descansar lo suficiente y poco a poco ir aprendiendo las rutinas del que va a ser su nuevo hogar. Los cachorros al contrario de lo que se suele pensar duermen la mayor parte del tiempo, alternando con cortos periodos de actividad intensa. Sin embargo solemos excitarlos demasiado, causando que no descansen lo suficiente y que empiecen a tener comportamientos ansiosos y nerviosos como mordisquear los muebles o ladrar en exceso. Hasta que no maduran lo suficiente no tienen mucho autocontrol, por lo que es mejor dejar suficiente tiempo para que se relajen entre paseos o entre juegos.
Cuanto antes establezcamos las rutinas de comidas, descansos, juegos y paseos, antes nuestro cachorro aprenderá lo que se espera de el en cada momento y será más fácil educarlo. Todos los miembros de la familia deben ponerse de acuerdo en qué le va a estar permitido y cómo se le va a educar, si no se puede generar mucha frustración y que el perro se lleve alguna regañina de manera injusta. Los primeros meses no debemos pretender que el cachorro cumpla todas las normas a rajatabla, pero si debemos ser constantes. Si el cachorro sabe lo que va a ocurrir en diferentes momentos y qué es lo que se espera de él estará feliz de hacerlo y además aprenderá muy rápido.
Hay que tener muy en cuenta que las normas de educación no deben ser iguales para todos y cada familia tiene las suyas. Si el perro puede subirse o no al sofá, si se le da comida de la mesa o cualquier otra norma debe consensuarse en la familia y no guiarse por lo que otros consideren que es lo correcto.
En cuanto a las comidas, los cachorros no pueden comer grandes cantidades cada vez, por lo que calcularemos qué cantidad necesita al día (es importante ir ajustando esta cantidad semana a semana según vaya creciendo) y dividirla el cuatro o cinco porciones que iremos administrando a lo largo del día. De adulto podemos reducir estas tomas, pero nunca menos de dos.
Un cachorro descansado aprende más deprisa y desarrolla menos problemas de comportamiento.
¿Qué necesito comprar para mi cachorro?
Los cachorros no necesitan demasiadas cosas al principio, pero es mejor elegirlas bien para evitar gastos innecesarios y ofrecerle al animal lo más adecuado en cada etapa. Después, cuando crezca y desarrolle su personalidad (¿o sería perrunalidad?) ya podremos ir adquiriendo nuevos juguetes o complementos.
Lo primero y más importante es por supuesto la comida. Tal vez te hayas planteado una dieta natural como la BARF o prefieras la que ya viene preparada, como los piensos o la comida húmeda comercial. En el primer caso, es mejor que te informes bien antes para calcular bien las cantidades y las proporciones según crece. Si te decides por la comida comercial, acude siempre a tiendas especializadas y elige comida natural. Existen piensos para cachorros, específicos de razas... En realidad un buen pienso de calidad y natural vale para perros de cualquier edad, sólo hay que tener cuidado con las cantidades y dividir la ración diaria en muchas raciones pequeñas para que el cachorro pueda comer varias veces al día. En caso de que necesite algún suplemento (como por ejemplo un condroprotector), siempre es mejor comprarlo aparte y añadirlo a la comida, ya que calcularemos mucho mejor las cantidades que le estamos administrando.
En cuanto al comedero y bebedero, en realidad a tu cachorro le va a ser un poco indiferente. Sólo asegúrate de que sean antideslizante (para que no los empuje por toda la habitación) y adaptados a su tamaño, o si no más de una vez acabará bañándose dentro. También es importante que sea fácil de limpiar para poder mantener las bacterias raya.
La cama es otro punto importante, pero suele ocurrir que cuanto más cara es la cama más ganas le dan al cachorro de destruirla. Por eso, al principio es muy útil ponerle simplemente mantas viejas o toallas que sean fáciles de lavar (habrá probablemente muchos accidentes) y que no se rompan fácilmente si las muerden. Cuando crezca un poco, ya es momento de elegir una cama cómoda y que aísle bien del suelo, que sea desenfundable y aguante bien los lavados. Cuando el cachorro ya es algo mayor, invertir en una cama de calidad es un acierto seguro. Las camas baratas no mantienen la forma por mucho tiempo, las fundas se descosen por el uso (permitiendo que el relleno se salga) y además no aguantan bien los lavados. Una cama de calidad garantizará un buen descanso a nuestro perro por mucho tiempo, y además cuidará su espalda y sus articulaciones.
Finalmente, hablaremos de los juguetes. Es común dejarnos llevar por la apariencia de los juguetes con formas graciosas o sonidos, pero estos están más pensados para llamar la atención de las personas que de los perros. Los cachorros necesitan juguetes resistentes y seguros para poder mordisquear sin el peligro de que se traguen un trozo. Además, si queremos prevenir que mordisqueen los muebles o los zapatos, debemos proveerles de materiales naturales que son los que más van a llamar su atención. Las astas de ciervo, los huesos de piel de vaca y otros similares les permitirán masticar durante un buen rato y ejercitar su mandíbula, además de contribuir a relajarlos. Los juguetes rellenables nos ayudarán a entrenar comportamientos como no pedir comida en la mesa o quedarse solo progresivamente. Y cuando vaya creciendo un poco, la alfombra de olfato y los juguetes interactivos nos permitirán mantenerlo entretenido un buen rato sin generar demasiada excitación.
Los juguetes baratos de plástico o con sonidos estridentes contribuyen a excitar al cachorro en exceso y a desarrollar comportamientos destructivos, ya que se acostumbran a romperlos fácilmente y a que eso es una manera aceptable de jugar.
Nunca le dejes zapatos viejos u objetos similares para entretenerse, o después tendrá problemas para diferenciar qué es lo que puede morder y qué no.
¿Cómo debo socializar a mi cachorro?
La socialización en los perros es una parte muy importante de su desarrollo. En esta etapa se familiarizan con el entorno que les rodea y aprenden a relacionarse con otros perros. Para que en el futuro no tengan problemas, las interacciones con otros perros y personas debe ser algo agradable y sobre todo natural.
El llamado periodo de socialización se da aproximadamente entre los dos y los cinco meses. Durante este tiempo, el cachorro está constantemente aprendiendo y es más fácil que asimile las cosas nuevas, por eso es el momento de enseñarle el que va a ser su entorno: animales, personas, ruidos, coches... A partir de los cinco meses, empieza otra etapa en la que el perro se vuelve mucho más cauto y tímido. Esto es porque ya tiene más movilidad y se vuelve un poco más independiente, por lo que debe ser más cuidadoso. También en este periodo los demás perros empiezan a no ser tan tolerantes con ellos, y deben aprender las normas de educación caninas.
Los primeros días que el cachorro sale a la calle, las salidas deben ser muy cortas porque los estímulos son demasiados y puede llegar a agobiarse. Además aun es demasiado pequeño y su resistencia física es poca, se cansa fácilmente y luego necesitará descansar para relajarse. Si aun no tiene todas las vacunas, podemos sacarlo en brazos o en una mochila para que se vaya acostumbrando al entorno sin riesgo para su salud.
No es necesario hacer nada más que permitirle que poco a poco vaya conociendo los olores y los sonidos. No hay que felicitarle ni darle premios, pues esto lo distrae de lo importante y además no queremos que se acostumbre a que cualquier cosa que ocurre trae consigo un premio: esto puede derivar en perros que de adultos se frustran fácilmente y que buscan constantemente la aprobación de las personas.
Progresivamente ve ampliando los paseos, deja que olisquee y camina tranquilamente por las zonas alrededor de la casa. Poco a poco y de manera natural y no forzada irá asimilando las novedades. Es muy importante que controlemos el nivel de estímulos y cómo está afectando eso a nuestro perro. Si las salidas son demasiado estresantes, las emociones y recuerdos que se generan son negativos y eso es todo lo contrario a lo que buscamos. No hay que tener prisa, es mejor un poco cada vez y que el perro esté relajado que intentar enseñarle demasiadas cosas a la vez.
Las relaciones con perros y personas se trabajarán de la misma manera. Es probable que muchas personas quieran saludar al cachorro, pero pueden ser muy invasivas para él aunque no lo hagan con mala intención. Lo mejor es que no se acerquen directamente a él, si no que permanezcan cerca hablando con nosotros y sea el perro el que se acerque. Si se asusta, puede agacharse o girarse un poco, pero nunca debemos obligarle a saludar a nadie. Podemos llevar algunos premios de comida para que los desconocidos se ganen su confianza, pero es mejor no abusar de ello.
La forma más fácil de que un cachorro aprenda a comportarse es relacionándose con otros perros.
En cuando a los encuentros con otros perros, empezaremos con los que son más tranquilos o conocemos bien. No necesita conocer muchos perros o personas, tampoco necesitamos hacer una lista de las cosas que tiene que ver antes de los cinco meses. Lo importante realmente es que las experiencias nuevas sean positivas o neutras (es decir, que no causen ninguna emoción, que pasen a formar parte del paisaje). Para ello podemos acercarnos a algunos perros poco a poco y permitir interacciones donde nuestro cachorro vaya aprendiendo cómo hay que comunicarse y relacionarse con otros perros. Aquí tampoco deberíamos premiar ni animar de ninguna manera, sólo acompañar y controlar cómo está sintiéndose nuestro perro. Si se agobia o se asusta, simplemente nos alejaremos de manera tranquila. Así nuestro perro aprenderá a buscarnos cuando se sienta agobiado hasta que sea suficientemente maduro.
Con el tiempo, el cachorro irá socializando con otros y desarrollará sus preferencias y amistades. Es importante evitar que se vea envuelto en alguna pelea o se acerque a algún perro que no es muy sociable o tiene problemas con otros perros, pues puede pegarle un buen susto que le afecte en su comportamiento en el futuro. Sin embargo, según crece, los demás perros dejarán de ser tan tolerantes con sus comportamientos infantiles y puede que le gruñan o le regañen en algún momento. Esto es natural y es mejor no intervenir (sólo estar ahí acompañando al perro, para que se calme), ya que esto es parte del aprendizaje de qué conductas son las adecuadas y cuáles no, indispensable para su desarrollo como un perro equilibrado.
Si vas a empezar a compartir tu vida con un cachorro, te recomendamos tres libros que solucionarán todas tus dudas.
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